miércoles, 6 de octubre de 2010

LA NIÑA MEDUSA...




Érase una vez una niña, de ojos tristes pero sonrisa risueña; vivía con su madre una  mujer, de rostro hermoso y unos ojos grises, grises como el cielo  encapotado, una mujer bella, realmente hermosa….una madre acomplejada porque su pequeña hija, tenía el poder de convertirse en medusa, cada vez que se sentía agobiada por el huracanado universo que la rodeaba, una pequeña y brillante medusa, algo  púrpura y con cierto toque azúl…largos y elegantes tentáculos con los que se desplazaba elegante y sigilosa…. Un día la niña medusa salió a nadar, cosa que su madre no soportaba por si la gente la veía, era algo que le avergonzaba mucho; salió  en busca de otra medusa que le acompañara en su atormentada soledad, salió y tardó más de lo normal; cuando regresó a casa, la encontró a ella, a su madre postrada allí en el suelo, parecía muerta….
- Mamá… ¿estás bien?
- No, no estoy bien….se ha roto
- Dime ¿qué se ha roto?
- Yo me he roto, algo en mi se ha roto y pesará sobre tu conciencia, por ser como eres y  yo seré tu condena….
La niña medusa, la miró a los ojos y comenzó a llorar, porque pudo verlo, la miró y lo vio, lo vio todo roto, miles de diminutos cristales  grises y preciosos como aquellos ojos…..así cada día esa madre preciosa, lanza uno de sus rotos cristales a su niña medusa, mermando así su cuerpo gelatinoso y pelágico, y así cada día le cuesta más a la niña medusa retomar su forma humana, trocitos de culpabilidad gris y cristalina, que se clavan en sus azules ojos, azules como el mar que un día la atrapará y del que jamás podrá regresar…si la veis sacadla del agua sólo quiere bailar….

3 comentarios:

  1. :( que cosa más triste, esa niña medusa necesita que la saquen a bailar urgentemente, que triste me ha removido, no puedo decir más :( qué tristeza pobre niña :(

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  2. Silenciosa y yo estamos al acecho de tus entradas jejejejeje este cuento es muy triste me ofrezco como medusa de compañía!!

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  3. La niña medusa sabe que el mar siempre estará ahí, para cuando quiera nadar, y que la tierra siempre será su lugar. Y que nada de lo que le atormenta ha de ser falso, ni cierto...

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