sábado, 17 de diciembre de 2011

LA LEYENDA DE LA INDOMABLE...


Salgo de mi lúgubre cueva a hacer un poco de vida social, acompañada por un muy buen amigo nos dirigimos a la inauguración del que se supone el antro más cool de la provincia…Una convención de modernos especialmente ataviados para la ocasión…Con mis ojos puestos en el suelo bailo algo y hasta me cruzo con algún buen amigo (los ojos mirando al suelo son el síntoma de mi autoestima corroída por el ácido pestilente humanoide que escupen cierto tipo de personas o antipersonas, porque hay personas antipersonas, como las minas) A los pocos minutos de entrar, comienzo a oler la perversión, el vicio, la envidia, la hipocresía, la podredumbre…la falsedad, con su potente olor a amoniaco caducado…se huele a mierda y no porque el WC se haya enfangado a la media hora de la apertura…pura mierda, mierda humana…A la hora me dejo absorber y yo también termino adquiriendo ese hedor infame…huelo, huelo a vicio, a perversión, a hipocresía…
Y yo sin ganas de que se me acercara nadie, justo se me acerca el tipo que se supone más guay, diseñador del antro o algo así, con su pelo precioso, su ropa vintage y sus aires de grandeza, y con su  séquito de acólitos sin personalidad alguna…me escoge a mi, a la menos cool, me sujeta la mano y me lleva hacia una habitación secreta, voy drogada y borracha…hace dos años me habría dejado llevar, ahora este tipo de situaciones me incomodan…entonces me besa, me dice lo mucho que le pongo y las ganas que tiene de tocarme cada vez que me ve bailando…le pregunto que por qué me arrincona y por qué nos escondemos…con lo bonita y maravillosa que es la manera en que se besan dos personas cuando se gustan entre una marabunta de gente, haciendo que el lugar sea solo de ellos dos a pesar  de estar rodeados de miles de personas…él me contesta que no puede que su novia está allí, pero que yo le pongo más; qué asco la historia de siempre, la misma mierda…entonces le digo que no me gusta cómo huele, que huele mal y me despido…se cabrea claro, pero me importa bien poco…Salgo a la calle busco mi teléfono, está sonando miro a la pantalla: Paul Newman llamando…”Nena, sal de ahí vente a casa nos fumamos un cigarrillo y nos reímos del mundo, te envío un taxi en cinco minutos”…me vuelvo a casa, el taxista es un tal Dale Cooper muy repeinado en cuyo taxi suena Angelo Badalamenti…Qué bien se huele a caramelo o algo dulce si, a pastel de arándanos…cruzo una cortina de terciopelo rojo y sigo bailando ya en casa, con Paul…

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