Luisa Ingenua era su nombre. Un día Luisa Ingenua se fijó en alguien, ese alguien se fijó ella, e intentó aprovecharse de la aparente ingenuidad de Luisa (ese era el cuento de siempre), todos intentaban aprovecharse de eso. Resulta que Luisa era ingenua pero no tonta, así que un día cogió, se acuchilló la barriga y se murió desangrada, joderos que soy ingenua pero no tonta, prefiero estar muerta antes de que me tomen por tonta, antes de suicidarse dejó una nota: “mi sangre pesará sobre las conciencias de todos aquellos que me tomasteis por ingenua, a por cierto…lo sé TODO de todos y cada uno de vosotros, por eso pesaré aún más en vuestras conciencias o al menos eso espero”.
Al final ganó la ingenuidad…por muchas tripas y sangre derramada, al final cada uno mira su propio ombligo y una ingenua suicida, siempre terminará muriendo de una forma tonta, como Luisa.
Pues vaya con Luisa... Sí que era ingenua si pensaba que su muerte le iba a pesar a aquellos que querían aprovecharse de ella...
ResponderEliminarOsea que el que la ingenuidad ganara hizo que ella perdiera, o ganara porque al final consiguió librarse de todos aquellos que intentaban aprovecharse de ella.........qué siniestra eres a veces! Dulce pero siniestra, siniestra pero dulce
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