Hoy me he sentado en mi silla de sentarme, mi silla de sentarme no es cualquier silla…es la silla en la que me siento a leer, en la que me siento a escribir, en la que me siento a escuchar música un rato…es una vieja y patibularia silla de las que se supone que es para usarlas en el ordenador; lleva ruedecitas y por mucho que la laves siempre parece estar mugrienta pero me niego a dejarla sola por ahí en cualquier lado; yo siempre he visto en las películas y las series de televisión y algún cómic malo, niños o niñas con su mantita de cuando eran bebés, pues bien yo tengo mi silla, mi silla de segunda mano, de cuyo primer dueño no consigo acordarme…si la meneas mucho parece que vaya a descuajeringarse, tengo mi propia montaña rusa en casa, mi terremoto particular…
Pues bien sentada en ella y tras haber recuperado el sonido de mi también viejo ordenador, sonido que andaba perdido por ahí, privándome de mi droga particular, de mi antidepresivo más fuerte y a veces también, mi depresivo destructor….mis canciones, las que yo escucho que sin duda son las mejores…y hoy he estado sentada horas en esa terremótica silla frente a mi ajado ordenador, escuchando música sin parar y esta vez he estado tanto tiempo, que hasta el culo me dolía, hoy no tenía nada que hacer, bueno nada que hacer tan interesante como para dejar de lado ese momento, esas horas gloriosas en las que he escuchado repetidamente las canciones que más me gustan, bueno todas no porque me habría faltado tiempo….de repente en una de esas canciones, me ha llegado al alma de manera tal, que me he puesto a llorar como si se me acabara de matar un hijo, ese sonido estremecedor y canción de la cual no entendía toda la letra, pero cantada con emoción tal que no hacía falta, además era una de esas canciones que hace un tiempo me habría parecido una pastelada y no habría reparado en ella, quizás si por quien la canta…y es que cada vez más me emociono de manera exagerada con la música la siento tanto que me remueve cosas, a veces pienso que me he vuelto loca o que forma parte de mi depresión perpetua, sólo diré una cosa que va a sonar a fan beatlemaniaca, mi vida ya no es la misma desde que Nick Cave entró en ella...
¿ Habré vuelto a mis 12 años de fan fatale, o por el contrario he adquirido experiencias tan jodidamente tristes que me han hecho sobrehumanamente sensible a cierto tipo de cosas? Diré una última cosa: NICK CAVE: I do dear I do…